Este es el primer esbozo redactado del Episodio Piloto de La cosa más tonta del mundo (necesito un título mejor...).
Episodio Piloto
El sol despunta en el horizonte y
una brisa gélida recorre el lugar. Qué momento más poético para reunirse un
puñado de pirados en busca de algo de atención ajena. No me miréis como a un
monstruo, ser la narradora de las aventuras y desventuras de esta panda de
capullos es agotador. Si me juzgáis, seréis igualmente juzgados.
Anda que empiezo bien la
narración del piloto…
Recapitulemos.
Sí, está amaneciendo y hace un
frío de mil demonios. No tanto como para que nieve, pero sí el suficiente como
para que cierta jovencita de larga melena verde se arrepienta del atuendo que
ha decidido elegir como “principal” para esta historia: una blusa de cuello de
barco y mangas holgadas (milagrosamente son largas y así no vemos que tiene los
pelos del brazo como escarpia) y una falda corta que, pese a tener dos capas,
no calienta una mierda. Por lo menos lleva botas altas, por encima de las
rodillas, por lo que tiene las piernas medianamente protegidas del frío general
(no nos engañemos, las botas mantienen cierta cantidad de frío entre ellas y la
piel de la pierna, así de majas son).
Esta jovencita en cuestión, para
acabar de rematar su fantástico diseño de vestuario principal, creyó que sería
una gran idea recogerse el cabello en una trenza. Cierto que para escenas de
acción es más cómodo que llevar la melena suelte a merced del viento (¿alguna
vez has intentado hostiarte con alguien mientras se te metía el pelo por la
cara? No es agradable), lo malo es que a causa de esto, nota el fresquillo por
los hombros y cuello descubiertos, completando de este modo su atuendo que,
aunque mono, no abriga una mier…
Perdón, voy a tratar de narrar
con un poco menos de vulgaridad en mi lenguaje. Ya va siendo hora que deje de
hablar de mí misma (en realidad, he hablado poco de mí misma, ¿no?) y comience
con la historia como Dios manda.
La jovencita de la que tanto
hablo se llama Karen, es la protagonista de esta historia (o, por lo menos, a
punta a maneras) y es quien ha citado a tantos personajes (ups, quiero decir,
personas) en este curioso escenario: un prado cuya hierba se mece violentamente
por las ráfagas de viento que van y vienen a su antojo, a lo lejos podemos
apreciar una ciudad, mientras que al “otro lejos” se vislumbra, como ya se ha
puntualizado anteriormente, el sol naciente.
Karen inspira profundamente,
tratando de ignorar el frío que se introduce por su nariz al hacer esto, y da
un paso al frente. Se halla en el centro de la reunión y se permite el lujo de,
en un silencio impregnado de curiosidad y nerviosismo, observar a todos cuantos
la rodean. Amigos y enemigos, personajes importantes e incluso extras que por
casualidad han sido llamados a escena y que van a cobrar un plus por participar
en este Capítulo Piloto.
-Creo que ya
estamos todos –dice al fin, rompiendo el silencio con su vocecilla más bien
aniñada. Hace una pausa dramática (la escena entera pide a gritos que lo haga)
antes de continuar-. Supongo que todos sabéis por qué os he reunido aquí.
-Podemos
hacernos una idea –replica un hombre vestido con una camisa arremangada y un
cinturón con varios utensilios de peluquería colgando de su cintura, está
cruzado de brazos y, aunque parece que esto se deba al porte badass que quiere
ofrecer, en realidad es porque, como la mayoría de presentes, está muerto de
frío.
¿Quién ha diseñado el vestuario
de esta historia? ¿Conoce, acaso, el significado de las palabras “piedad” y
“abrigo”?
-En tal caso
–prosigue Karen, esbozando una sonrisa de lado-, será cuestión de comenzar.
Señala en una dirección y todos
siguen con la mirada su dedo. Junto a ellos, acaba de aparecer una especie de
escenario de piedra, un palmo de alto es lo que mide (lo suficiente para
sobresalir por encima de la hierba) y, a un lado, se alza una enorme pantalla
con un montón de rostros y nombres, ininteligibles desde la posición de
nuestros personajes.
-¡La parrilla
de luchadores está preparada! –anuncia Karen, con una visera rosa que ha
aparecido gracias a alguna clase de magia abstracta (o absurda, que todo es
posible) y ahora se encuentra junto a una pequeña mesa de plegable, con un pie
sobre ella y agarrando con fuerza y emoción un micrófono, como si de un
comentarista de wrestling se tratara- ¡¿Quiénes serán nuestros primeros
campeones en entrar en el campo de batalla?! –exclama alegremente, mirando
directamente a cámara, como si los lectores/espectadores pudieran responder
algo coherente.
Vítores y aullidos se alzan entre
el público que observa expectante el susodicho campo mientras una chica
demasiado mayor para vestirse de sweet-lolita, parasol hortera incluido, se acerca al centro con paso firme, segura de
sí misma. ¿Dónde quedó la sweet-lolita cliché, que es imposible de comportarse
de forma cuqui y adorable allá a donde va?
La susodicha no tan jovencita
mira a cámara y lanza un beso en algo parecido a una mezcla de coqueteo y
timidez. Creo que ahí está el cliché del que hablaba, aunque casi habría
preferido no obtener respuesta…
Sin embargo, la atención de
todos, la de esta humilde narradora incluida, se aparta al poco de la lolita
para buscar por doquier de dónde viene ese extraño silbido que surca el aire
como una irritante aguja.
Una explosión en medio del campo
de batalla pilla desprevenidos a todos los presentes, que observan asombrados
quién es el artífice de tan increíble (aunque un tanto típica) entrada. Cuando
el humo se disipa y todos recuperan la visión (¿a quién se le ocurre provocar
una explosión con gente tan cerca?), una exclamación colectiva es sofocada ante
la imperial presencia de un pequeño polluelo negro con medio cascarón en la
cabeza, al más puro estilo Calimero excepto por un detalle: está pintado como
si de una prenda de camuflaje se tratara.
¿Quién es este pollo negro enano?
¿Es él quien pretende luchar contra la sweet-lolita? Huelga decir que es una
imagen peculiar, aunque yo apostaría por la chicle-hortera.
-¡Ya tenemos a
nuestros dos combatientes! –anuncia Karen, gritando a pleno pulmón muy
emocionada- ¡A un lado tenemos a la Princesa Hortera!
Parte del público grita
emocionado, también hay quien aplaude confundido por la imagen general del
futuro primer combate. Algunos han dejado de tomarse todo esto en serio desde
que fueran llamados para un torneo de lucha que promocionara la serie y a la
vez sirviera de Capítulo Piloto. Esos son odiados por todos y tienen un cartel
encima de ellos que reza “GILIPOLLAS INCRÉDULOS”.
La aludida mira con cara de malas
pulgas a Karen, ya que Princesa Hortera no es su auténtico nombre (aunque
podría serlo, sin lugar a dudas. De hecho, fue uno de los nombres que se barajó
durante su diseño. Es broma. Bueno, más o menos…).
-¡Al otro
lado, tenemos a Erchi Pollobollo! –continua Karen, que de repente lleva una
camiseta que dice I ♥
Erchi.
Parece que alguien las está
repartiendo entre el público… ¡Oh! ¡Es el propio Erchi! Maldito pollo negro
enano ninja, siempre un paso por delante de lo que la narradora sabe. ¡Deja de
comprar al público y date de hostias con la Chicle-Hortera!
La Princesa Hortera (llamémosla
así por el momento) y Erchi miran a cámara. Ella parece estar muy enfadada,
supongo que todavía por el tema del nombre, él no sabría decir, ya que su
“casco” le tapa los ojos, y un pico acostumbra ser algo bastante inexpresivo.
Gracias a alguna clase de efecto
visual, la escena prosigue con el storyline como si tal cosa. El combate está a
punto de comenzar, tan sólo debe sonar la campana y ambos luchadores se
lanzaran violentamente el uno contra el otro, para presentar la primera de las
peleas de este encuentro.
Karen agarra un mazo, que más
bien parece un barril de cerveza pegado a un bate de béisbol, y le arrea un
buen mamporro a la campana con él, rompiendo por el camino la susodicha campana
y la mesa en la que estaba. Aunque nada de esto impide que grite durante la
ejecución de su desastroso golpe:
-¡Que comience
el combate!
La Princesa Hortera agarra con
fuerza su parasol, plegado en este momento, y corre hacia el centro del campo
de combate, dispuesta a asestarle un pasarolazo a Erchi. Por su parte, Erchi
flexiona sus patitas y sale disparado como un rayo contra su contrincante,
dispuesto a… no sabría decir qué se propone, tal vez… por las velocidades que
lleva… ¿querría atravesarla?
-¡SPOILERS,
NO! –grita Karen, tapando la escena con su cara para que nadie sepa cómo
demonios finaliza este combate que prometía ser, como mínimo, algo curioso de
ver. Tal vez hasta digno. Quizás épico. Ahora nunca lo sabremos…
-No te hagas
el idiota, que ya sabes lo que va a pasar cuando la Chicle-Hortera y Erchi se
encuentren en la historia –replica Karen, que se sienta en el suelo y se cruza
de brazos y piernas.
Karen, déjame decirte dos cosas:
primero, aunque sea narrador omnisciente en esta historia, prefiero que te
dirijas a mí en femenino, gracias. Segundo, si te sientas así, se te ven las
bragas.
Enseguida se sienta de modo que
no se le vean las bragas y sigue mirando a pantalla, enfadada.
De acuerdo, Karen, tú dirás qué
hacemos ahora. Estamos en el piloto de tu historia, ¿sabes?
-Ya lo sé
–replica ella, como una niña de cinco años-. Por cierto, ¿al final qué va a ser
esto? ¿Novela? ¿Comic ¿Serie de animación?
Me parece que el formado se
describe por sí mismo. Dejemos de lado las obviedades, querida…
-Ya, bueno.
Entonces, haz algo que distraiga a mis fans, algo que los enganche a esta
historia. Por cierto, a mí también me tienes que convencer, porque todavía no
he firmado nada y no sé si lo haré.
Q…¿Que no qué? No me vengas con
tonterías. Agárrate esas mini tetas que tienes, porque ahora viene lo bueno.
En una enorme casa de estilo
oriental, Karen observa a un puñado de carpas de colores nadar felizmente en un
estanque. Se escucha una especie de fru-frú a su lado y al mirar encuentra una
caja. En su interior, halla un pergamino muy ricamente decorado.
-Oh, esto me
suena –murmura Karen, mientras lo desenrolla con curiosidad.
De pronto, la luz más brillante
que jamás ha brillado en este mundo, ciega toda visión. Al cabo, el pergamino
se halla cortado en varios pedazos y Erchi, el pollo negro enano ninja, envaina
la espada con la que acaba de cortar el pergamino.
-¡¿Qué coño
haces, Erchi?! –grita Karen, muy irritada.
-Salvarte de
leer esa mierda –replica Erchi, con una voz tan sensual e increíblemente guay,
que es imposible seguir enfadado con él mucho tiempo.
-No entiendo
por qué leer ese pergamino puede ser algo malo –confiesa Karen, que intenta
juntar los dos pedazos de pergamino para poder seguir leyendo.
Erchi se lleva una ala a la
cabeza y suelta un sensual y frustrado suspiro. Después de escuchar su voz,
todo en él parece muy sensual, pese a ser un pollo.
-¿Cómo se
titulaba el pergamino?
-“El Camino a
la Abstracción” o algo así.
-Y ¿qué es la
Abstracción?
-¿Algo así
como la técnica de lucha más guay del universo?
-A parte de
eso…
-¿Qué otra
cosa puede ser?
Erchi agarra a Karen de la
pechera y le asesta una bofetada.
-¡Las Artes
Abstractas son las artes marciales más letales y peligrosas del mundo, cacho
lerda! Sólo con leer uno de sus pergaminos sagrados, toda la desgracia del
mundo puede caer sobre ti como una jodida lluvia de plomo.
Guau, eso es muy heavy, ¿no?
-¡Exacto!
–Erchi mira a cámara un segundo y después suelta a Karen y se sienta sobre un
cojín al estilo sensei.
Espera, ¿cuándo ha cambiado el
escenario y hemos entrado en una sala de entrenamiento?
-Antes de
meterte en las Artes Abstractas, deberías perfeccionar las artes marciales que
ya conoces, polluela.
Karen se arrodilla ante él
dramáticamente (¿está llorando?).
-¡Enséñame,
Erchi-sensei! –ruega.
-¡Idiota!
–grita Erchi, que de pronto está haciendo surf sobre la ola del famoso gravado
de Ukyo-E- ¡Para ti, soy Pollobollo-sensei! O, tal vez… -de repente, Erchi se
acerca a Karen (¿dónde están las olas?) y acaricia su mejilla con cariño-
también puedes llamarme “hermanito”.
Karen se sonroja como si esto
fuera un anime para niñas y sonríe, sus ojos con mil brillantitos y apunto de
anegarse en las lágrimas más puras jamás vistas.
-¿Hermanito?
Esto se está poniendo un poco
chungo y la gente espera un poco más de acción. Queda poco para que el Piloto
finalice y aquí nadie ha entendido todavía de qué coño va, en general, esta
historia.
Erchi y Karen miran a cámara,
blancos como la nieve virgen de las montañas más altas del mundo.
-Mierda, es
verdad –murmuran al unísono.
Año 2xxx. Los comúnmente llamados
Liga del Mal (Agüero) han conquistado todo el país hasta convertirlo en el
Imperio Milimétrico. Nada que no esté en su larga lista de leyes está
permitido, ni siquiera a medias o una cosita chiquitita que se salga un poco de
madres. El Imperio vive las veinticuatro horas del día temiendo quién será el
siguiente en ser destruido por cagarla ligeramente con unas leyes tan estrictas
y, ¿por qué no decirlo y así caer en la redundancia?, milimetradas.
Karen Pollobollo, una joven con
firmes ideales, está decidida a desobedecer una de las más grandes, pesadas e
importantes leyes: ir en busca del secreto de la Abstracción, un antiquísimo
tipo de arte marcial que quedó totalmente prohibido al implantarse el Imperio.
Pero a Karen le importa todo eso
una mierda, porque es de ideas fijas y está emperrada en dominar las Artes Abstractas.
Y así empieza su viaje por todo el Imperio Milimétrico, en busca de algún
indicio, un diminuto recuerdo o pista que la lleve hasta su ansiado objetivo.
Una serie de aplausos sigue a la
bonita sinopsis que acabo de improvisar. Karen y Erchi, sentados cómodamente en
unas butacas, con un enorme paquete de palomitas cada uno, parecen satisfechos
con mi reciente explicación.
La narradora de esta historia,
cuando quiere, es la leche.
… Espera, ¿quién ha narrado eso?
Erchi y Karen miran a cámara,
también confusos.
-Yo he
escuchado una voz que era como la de la narradora… pero que no era la de la
narradora… -afirma Karen- ¿Eso es normal? A lo mejor se me ha ido la chola… ¡¿Estoy
pirada?! –zarandea a Erchi.
-También lo he
oído y yo no estoy pirado –replica Erchi, que parece no inmutarse con los
viajes que le está dando Karen
¿Por qué todo el mundo se
sorprende cuando descubre al segundo narrador?
Vale, no me jodas, eso asusta.
¿Te asusta ser narradora y al
mismo tiempo ser narrada? Eres un amor…
Fuera de aquí. Esta historia me
pertenece, ¡ningún “segundo narrador” puede entrar a narrar en ella lo que le
venga en gana!
Al parecer, yo sí que puedo.
…
*Ruidos extraños de sierras y
disparos* (espero que nadie se dé cuenta de la presencia de este silencioso y
humilde tercer narrador).
Bueno, ya está toooodo
solucionado.
-¿Has… matado
al segundo narrador? –a Karen le cae una gota de sudor por la frente, un poco
asustada.
¿Yo? ¿Matar a alguien? Si soy la
narradora más amable y generosa del mundo. ¡Jamás podría pensar siquiera en
matar a alguien!
-Vaaaale…
-Karen se inclina hacia Erchi disimuladamente- Hermanito, más vale que hagamos
una actuación de diez en esta historia, o me veo con la cabeza rodando por ahí.
Y aunque sería algo curioso de vivir, no sé si podría… ya sabes… vivir para
experimentarlo plenamente…
-¿Eso contenía
algún chiste entre líneas o no te has dado cuenta de las palabras que escogías
al hablar?
-Bueno, un
poco de todo –Karen se rasca la nuca, un poco avergonzada, estilo Shin-chan.
Erchi se levanta y centra la
cámara principal en él.
-De acuerdo
–se aclara la garganta-. Me llamo Erchi Pollobollo, soy el heredero del Clan
Pollobollo y el hermano mayor de Karen, la lerda de pelo verde de ahí detrás
–señala a Karen, que observa la cámara a lo lejos sin enterarse de nada (es tan
feliz, ella…)-. Si quieres saber POR QUÉ COÑO un pollo y una humana son
hermanos, ya tienes una excusa para seguir con esta historia, porque esto sólo
ha sido el Piloto, como ya se ha dicho varias veces. Si quieres saber A SANTO
DE QUÉ venía este Piloto, ya tienes otra excusa.
Erchi bosteza y se sienta en una
butaca. De repente tiene un lazo atado al cuello, como si fuera un peluche.
-Tienes mil
excusas para seguir leyendo esta historia y no sólo quedarte con el Piloto. Seguramente
estás pensando algo tipo "¿qué coño es esto? ¿Dónde me he metido?”. Es
comprensible. Ahora, hazle un favor a la narradora pirada-asesina-psicópata y
déjale un comentario de ánimos, ingenioso o, simplemente, con tu humilde
opinión para que no comience a matarnos, uno a uno, a todos los personajes de esta historia que
apenas acaba de empezar a ver la luz.
Erchi se asoma desde el escote de
Karen.
-¡¿Cómo coño
te has metido ahí?! –grita Karen, sorprendida y con la cara roja como un
pimiento porque, como es de comprender, nadie se esperaba esto, aunque ya se ha
recalcado en varias ocasiones la descripción básica de Erchi: pollo negro enano
ninja (alguien no prestó suficiente atención a la parte del "ninja”).
-¡A callar! -Erchi tapa la boca de Karen con esparadrapo y vuelve a mirar a cámara- Los Caminos de la Abstracción sin inescrutables. O eso dicen...
Fin del Episodio Piloto
-Zöe Öz